Judith y Holofernes
1598
Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610), período de madurez (Barroco)
Óleo sobre lienzo
Galleria Nazionale d’Arte Antica, Palazzo Barberini, Roma
-Ante un fondo negro, parcialmente cubierto por una cortina en penumbra, destacan tres figuras: Holofernes, sorprendido en el momento exacto de su degollación; Judith, joven y decidida, ejecuta el acto sin vacilar; y una anciana criada que espera para guardar la cabeza cortada en un saco. Esta representación impactante hace uso del claroscuro para modelar los cuerpos y reforzar el dramatismo.
-Caravaggio elimina cualquier elemento decorativo superfluo. La escena se desarrolla sobre un fondo oscuro y vacío, sin paisaje ni arquitectura, para centrar toda la atención en la acción. Las figuras están en primer plano, intensificando el dramatismo y generando una sensación de inmediatez. La composición se estructura en una diagonal dinámica y oculta una forma triangular que otorga equilibrio. Aunque añade una cortina perfectamente ejecutada para llenar el fondo y aportar color, este recurso permite identificar la obra como perteneciente a su último periodo.
El claroscuro es extremo: la luz dura (que parte de….y) modela los cuerpos, proyecta sombras, sugiere profundidad sin necesidad de ambientación, y guía la mirada hacia el centro narrativo. Esta iluminación tenebrista también crea volumen y establece una distancia física entre los personajes.
–Esta obra fue realizada en el contexto de la Contrarreforma, un momento en que la Iglesia católica utilizaba las artes como vehículo de impacto emocional y claridad doctrinal. El tema de Judith, procedente del Antiguo Testamento, fue rechazado por los protestantes, pero abrazado por los católicos como símbolo del triunfo de la fe sobre la opresión.
La escena de la decapitación se carga de simbolismo: Judith representa al pueblo fiel, que actúa con determinación para proteger a los suyos, mientras que Holofernes simboliza al invasor o enemigo espiritual. La prefiguración de Judith con la Virgen María refuerza este mensaje.
El rostro de Holofernes recuerda al de su Gorgona, y el chorro de sangre enfatiza la violencia de la escena. Judith encarna el arquetipo bíblico de la heroína virtuosa que salva a su pueblo, símbolo que durante siglos se vinculó a María como protectora del cristianismo. La contraposición entre la juventud de Judith y la vejez de la criada resalta aún más la tensión dramática.
Caravaggio traslada este relato a una escena casi cinematográfica por su crudeza y realismo. Utiliza modelos reales, sin idealización, y resalta los gestos humanos con una brutalidad que impactó a su época y fue fuente de controversia. Esta pintura influiría notablemente en los caravagistas, quienes adoptarían su estilo tenebrista y su tendencia al realismo extremo, a veces denominado «brutalismo».
Bibliografía: «Judith y Holofernes» de Caravaggio (1598) (Catalogación divulgativa no técnica)
Wittkower, R. (1994). El arte y la arquitectura en Italia, 1600-1750. Madrid: Cátedra / Alianza Editorial.
Valdivieso, E. (Coord.). (2001). Caravaggio y la pintura realista europea. En A. Ramírez (Ed.), Historia del arte (Vol. 2). Madrid: Alianza Editorial.